Noviembre dulce

El miedo es un perfecto paralizador de tu vida. No eres capaz de ver esa escalera que tienes delante porque te resistes a la idea de tener que subir un peldaño más. Puedes sentir hasta vértigo viendo cómo los pilares desde los que creías que te asentabas se desvanecen y nada tiene ya sentido. El mes pasado preveía en mis amigos que los próximos treinta días que dura noviembre, serían tormentosos. Llevaba años que se repetía la misma historia. Aparecía un agujero negro que empezaba a funcionar a finales de octubre y que, hasta que no llegasen las luces de navidad, las semanas pasarían lentas y melancólicas. Como placebo para mi autoconcepto, lo razonaba con la idea de que era el único mes que no poseía un entretenimiento o una festividad que festejar. El clima cambiaba, detesto el viento, el frío y la humedad, y de repente los días se volvían más oscuros, sumando el cambio de hora. Empieza a dar pereza salir de casa o hacer planes con los amigos, así que yo estaba dispuesta a...