Noche de reflexión

Va a pasar una semana desde que decidí con fuerza poner punto y final a la relación. Todos los acontecimientos que me fueron acompañando desde entonces me ayudan a distraerme y a coger fuerzas en los momentos bajos.

Pero siento que necesito silencio para sentir esos momentos bajos y transformarlos en una parte de mí que acepta tener. Me siento un poco novata en esto, como si me pusiera zapatos nuevos que te provocan pequeños callos. 

Me siento perdida, con ganas de llorar a veces pero siempre me paro. Porque no puedo evitar tener que guardar las formas. Me sale una fuerza interior pero lucha por ocultar la debilidad. 

Necesito espacio.

Sé que tengo todo para crear una vida nueva sin él. Pero ansío que corra el tiempo más deprisa y quede en un recuerdo lejano.

No estoy consiguiendo nada en claro. Me apetece estar sola o no? porque parece que en cuanto tengo la oportunidad de estar acompañada parece que todo gira en torno a esa persona y se genera en mi una dependencia.

Porqué no es fácil silenciar la cabeza y dejarse llevar por un largo periodo de tiempo? Tengo que complicarlo preocupándome de cosas que nunca sucederán o si suceden lo superaré al final. Qué más me puede pasar peor que sentir cómo pierdes esa ilusión de nuevo por alguien. De una manera tan intensa llegó y se tiene que esfumar...

Por eso necesito este año de silencio, dolor, aburrimiento, tristeza... para coger fuerzas y demostrar mi lado más sincero. Siempre creando la imagen de estar bien. Pero porque en el hundimiento la gente puede soportarte un tiempo pero no tiene las claves para arreglarte. Puede darte pistas la psicóloga pero para pasarlo bien compartes ese tiempo pero cuando lo pasas mal, te pierdes, sientes que no eres la misma, te cuesta comunicarte, sientes que no estás siendo sincera contigo misma. La gente nota que no está yendo al unísono tu sonrisa y lo que cuentas, con tus gestos corporales y tus acciones. 

Quién soy yo ahora? Una mujer fuerte... independiente, con éxito laboral... tengo amigos, familia,... todo. Pero a la vez no tengo nada y no es la falta de un compañero de vida. Se trata de una falta de compromiso con una misma. De empezar desde la raíz a construir y no tener un tejado y ya enseñarlo a todo el mundo.

La rueda gira y seguirá girando.

Y no habrá nadie más que me comprenda que yo misma. Necesito un poco de subidón... y ahora solo puedo proporcionármelo yo.


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